El ritmo de vida actual nos obliga a convivir con el estrés. Nos sentimos exigidos y presionados por los compromisos diarios. A esto se suma el exceso de trabajo y las situaciones traumáticas. También los niños y jóvenes son blanco del estrés de los adultos ya que los cambios constantes les generan gran ansiedad.
El estrés afecta nuestro bienestar y calidad de vida.
Esas tensiones se expresan con dolores de cabeza, contracturas musculares, gastritis, cansancio, trastornos del sueño, ansiedad o depresión, hipertensión arterial, caída del cabello, etc. Y además alteran la salud bucal, ya que se modifica el equilibrio de varios de sus componentes.
Hay mayor predisposición a la caries dental y a la gingivitis (inflamación de la encías) porque:
La alteración del sistema de defensa hace que aparezcan en la mucosa bucal úlceras como aftas o vesículas, como herpes.
Además aparece algo sumamente destructivo para el aparato masticatorio que es el BRUXISMO, que consiste en apretar y rechinar de los dientes de manera repetida, durante el día y la noche. Éste desgasta las piezas dentarias, puede fracturarlas y afectar los músculos masticatorios, lo que se manifiesta con dolores peribucales, a los costados de la cara, en las sienes o simplemente fatiga de los músculos al levantarse o dolor de cabeza.
El bruxismo también produce desgaste de los cuellos dentarios (pérdida de esmalte a nivel de los cuellos por exceso de fuerzas) y retracción de las encías aumentando la sensibilidad dentaria.
Otro efecto deletéreo importante es el que ejerce el bruxismo sobre los implantes.
Esta situación de DISCONFORT y deterioro progresivo puede prevenirse o detenerse utilizando una PLACA DE RELAJACIÓN.
Además con estrés se fuma más, lo que agrega un elemento muy nocivo para los dientes y para los tejidos blandos. El fumador debe realizar un control más frecuente de su boca para detectar cualquier lesión predisponente al cáncer bucal y así poder prevenirlo.
Tanto el estrés en sí mismo como los medicamentos para la ansiedad o depresión tornan la saliva más ácida y escasa. Es el síndrome de la boca seca. Esto lleva al mal aliento y se busca ocultarlo con pastillas azucaradas.